domingo, 30 de junio de 2013

La canción.

Me encantaría componer una canción. Algo sencillo, un lindo arpegio en guitarra y una buena letra. Aun cuando no me gustan los cliches, probablemente sería de amor. Si, esta bien, es repetitivo y bastante común. Pero si durante tantos siglos a lo largo de la historia se ha hablado de lo mismo, debe ser por algo. Algo dentro de nosotros no llama a hablar y contar esas experiencias o esos sueños frustrados o anhelos que duermen esperando un día a que conozcas a esa persona que los despierte.

Que mejor que una buena canción que te haga vibrar. De esas que, cuando te fumas un caño, te conecten con una sintonía distinta. Donde cierras los ojos y aparecen escenas entrecortadas de esa película que estas viviendo. Me gustaría una canción que hablara de amores reales. No de esos amores de película, manoseados y prostituidos a lo largo de los tiempos. Algo que nos pase a todos, y que a la vez sea distinto. Un hecho fortuito, eso que salga de la rutina. Una canción cálida y cercana, que empiece en algún local de comida rápida. Miradas difusas, un poco de alcohol de por medio. Un poco de Facebook también, todos tenemos algo medio psicopata. Y notas, y acordes, y frases bonitas que adornen acontecimientos diarios. Coincidencias. La dura!, yo también. Eso gusta, eso nos gusta a todos.

La chispa. Enamora la pasión. Nadie se imagina una chaperona en el forestal. Los compañeros de curso ya están trillados. Pueblo chico, infierno grande. Mejor demosle espacio a algo nuevo. Un hombre encantador, caballero. Pero no puede ser un Don Juan. No, muy clásico. ¿Un James Bond?, imposible. Eres demasiado sudaca. Simplemente eres, simplemente es. Se cruzo por ahí y se conocieron. Nada de grandes fiestas ni casinos. Nada de orillas de playa y atardeceres románticos. Algo mas sencillo aun, donde pones a prueba tu ingenio. Santiago igual tiene lo suyo. ¿Una taza de café?. Es una opción, un tanto hipster pero efectiva. A la larga, los montajes dan lo mismo. Adornan la escena. Hay algo mas.

La sorpresa. Esa aceleración del corazón. Lo mejor son las miradas perplejas, los ojos bien abiertos, incluso algo atónitos. No me di cuenta, nunca me lo imagine. Ahí vienen los cuestionamientos, ¿como? ¿por que?. La lógica y la razón. Cuando los corazones tienen miedo, el análisis se vuelve mas profundo. Pero cuando amaste, lloraste, sufriste y viviste de verdad, no hay miedo. Es como la cicatriz del apendicitis, te recuerda que alguna vez hubo algo ahí que dolió mucho, pero ya no esta. Es lo mismo. ¿Cual es tu peor miedo?. El tiempo. Que la vida sea tan corta, que la música no alcance. Llegar en segundo lugar. Será alocado dirán algunos, precipitados dirán otros. Pero estoy seguro que todos en mas de una oportunidad nos preguntamos si alguna de todas esas personas que van conmigo en ese vago del metro estará destinado a cruzarse de alguna forma en mi vida. Tan efímero como pasajero. Puede ser de una noche o de toda la vida. Da lo mismo, si al final cada uno interpreta la canción como uno quiere.

Al final, la esperanza. La espectativa de que ojala ninguna de las notas desafine. De que independiente de como parta, se desarrolle o termine, la canción te llene. Que cierres los ojos y te haga sonreír. Por que lo que importa es eso, el ser feliz.

Sería una buena canción...